Es más, la experiencia con miles de personas ha demostrado que la falta de perseverancia es una debilidad común a la mayoría de las personas. Se trata de una debilidad que puede superarse mediante el esfuerzo. La facilidad con la que se venza la falta de perseverancia dependerá por completo de la intensidad del deseo de cada cual. El punto de partida de todo logro es el deseo. Téngalo en cuenta constantemente. Las fortunas gravitan hacia los hombres cuyas mentes han sido preparadas para atraerlas con la misma seguridad con que el agua gravita hacia el océano. Sea perseverante, sin que importe la lentitud con que se mueva al principio. Con la perseverancia llegará el éxito. Quienes han cultivado el hábito de la perseverancia parecen disfrutar de una especie de seguro contra el fracaso. No importan las veces que se vean derrotados; siempre terminan por subir el último peldaño de la escalera. «Cada fracaso lleva consigo la semilla de una ventaja equivalente».
La perseverancia es un estado mental y, en consecuencia, se puede cultivar. Como todos los estados mentales, la perseverancia se basa en causas definidas, entre las que se encuentran las siguientes:
a) Definición de propósito. Saber lo que uno quiere es el primer paso.
b) Deseo. Resulta comparativamente fácil adquirir y mantener la perseverancia en persecución del objeto de un deseo intenso.
c) Confianza en sí mismo. Creer en la capacidad propia para llevar a cabo un plan le estimula a uno a conseguirlo con perseverancia.
d) Definición de planes. Los planes organizados, aun cuando sean débiles y poco prácticos, estimulan la perseverancia.
e) Conocimiento exacto. La
perseverancia se ve estimulada por el hecho de saber que los planes de
uno son sanos, y que están basados en la experiencia o en la
observación; «suponer» en lugar de «conocer» destruye la
perseverancia. fl Cooperación. La simpatía, la comprensión y la cooperación armoniosa con los demás tienden a desarrollar la perseverancia.
g) Fuerza de voluntad. El
hábito de concentrar los pensamientos propios en la construcción de
planes destinados al logro de un propósito definido conduce a la
perseverancia.
h) Hábito. La perseverancia es el resultado
directo del hábito. La mente absorbe y se convierte en una parte de las
experiencias diarias de las que se alimenta. La mejor ocasión para
cuidar una idea es el momento en que nace. Cada minuto que ésta vive le
proporciona una mejor oportunidad de sobrevivir. Muchas personas creen
que el éxito material es el resultado de «casualidades» favorables. Hay
una parte de verdad en esa creencia, pero quienes dependen por completo
de la suerte casi siempre se verán desilusionados, porque pasan por
alto otro factor importante que debe hallarse presente antes de que uno
pueda estar seguro del éxito. Se trata del conocimiento mediante el que
se pueden producir «casualidades» favorables. La única «casualidad» en
la que se puede confiar es aquella que uno ha sabido labrarse por sí
mismo. Y eso es algo que se alcanza mediante la aplicación de la
perseverancia. El punto de partida siempre es la definición del
propósito.
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